La T tenía el triunfo, pero Carlos Fragata lo amargó con su gol agónico. Fue 1-1 con el Verde.

El frescor del triunfo parcial disimulaba el calorón que golpeaba al Chateau Carreras. Talleres volvía a la victoria en ese reducto donde casi ha sido inexpugnable en el torneo y donde Sportivo Belgrano había decidido trasladar su localía. El Matador tenía prácticamente asegurados los tres puntos gracias a otro gol de Adrián Aranda y los números le cerraban por todos lados, estirando la diferencia con los escoltas en la Zona 2 y sabiendo que el próximo domingo volvería a ser local, esta vez formalmente, frente a Crucero del Norte. Sin embargo, sobre el final del partido, un ardor incontenible se apoderó del Albiazul. Un fuego avasallante que se paseó por todo el cuerpo de sus jugadores y que le quemó todos los libros al DT Andrés Rebottaro.

Carlos Fragata, el hombre con apellido de cajita de fósforos, fue justamente el que provocó el incendio marcando el empate 1-1 para el Verde de San Francisco, cuando ya se jugaba el tiempo de descuento. Y, pese a que Talleres sigue puntero y en zona de clasificación a la Fase Final del Clausura en el Torneo Argentino A, fue indisimulable el contraste de ánimos en las cabeceras del Chateau. Los de San Francisco fueron los únicos felices.

De penal a penal. Fue un oasis en medio del desierto. Un laguna de agua bendita para una tarde pesadísima en la ciudad. Pero, lamentablemente para Talleres, esa bella imagen fue tan sólo un espejismo. Un golpe de vista inicial, que en verdad escondía otra realidad.

Es que, en los primeros minutos, el equipo de Tito Rebottaro se llevó por delante a Sportivo Belgrano. Le demostró que de ninguna manera sería visitante en ese estadio donde se siente tan local. Y le generó tres opciones de gol en seis minutos, con una volea de Navarro que se fue muy cerquita del ángulo a los dos, un derechazo de Martinelli bien contenido por el arquero Luis Aseff a los 4 y un nuevo derechazo de Sacripanti que, tras rebotar en un defensor verde, volvió a encontrar bien parado al guardametas.

Igualmente, la cosa cambió bastante para la T después de ese inicio arrollador. Sportivo comenzó a crecer en base a un buen trabajo de sus mediocampistas centrales y, especialmente, gracias a la velocidad de su carrilero izquierdo Esteban Goicochea y a la potencia ofensiva de ese morocho grandote que usó la 9: el uruguayo Juan Toya Prado. Fue así como, a los 8 minutos, el nacido en Montevideo avisó por primera vez con un cabezazo que dio en el travesaño.

Y el equipo de Daniel Alberto siguió lastimando al “visitante”, aprovechando las ventajas que daba el fondo albiazul (la línea de tres era más bien una línea de stress) la pasividad de sus volantes y el viento a favor. El Verde volvió a tener el gol a los 14 con un testazo de Goicochea que se fue besando el palo y a los 38 con otro bochazo de Toya Prado que terminó arriba del travesaño. ¿Y Talleres? Tuvo una clarísima recién a los 45 cuando, abajo del arco, el Bati Aranda mandó a las nubes un centro que le había bajado Maximiliano Blanco.

De todos modos, en el ST el Matador encontró todas las soluciones a sus problemas con un penal que sólo vio el juez David Bresler, por supuesta falta de Aseff sobre Pereyra. Aranda le dio de derecha, el arquero se lo atajó, pero en el rebote el Bati no perdonó. Iban dos minutos y la T ya ganaba 1-0. El Albiazul pudo haber estirado la diferencia con otro remate de Aranda que Aseff mandó al córner, a los 18. Pero, de ahí en adelante todo fue de Sportivo, más aún tras la expulsión de Céliz. Giordano le tapó dos mano a mano a Toya Prado y uno a Lucas Farías, pero nada pudo hacer a los 46 cuando el ingresado Fragata lo quemó desde el punto del penal (sancionado por infracción de Rolón) con un remate fortísimo.

Fragata hizo arder a Talleres, es cierto. Pero el incendio no parece tan grave. La T sigue puntera.