Tras cinco años de proceso, Talleres tuvo el mayor auxilio económico con la venta de Pastore, aunque se usaron recursos del fideicomiso para abonar gastos corrientes, generando un retroceso.

Hoy se cumplen cinco años de la quiebra de Talleres, decretada por el juez Carlos Tale. Curiosidad o ironía del destino, el Día de los Inocentes de 2004 marcó el inicio de la debacle institucional y económica de barrio Jardín, y a falta de cuatro años para culminar el plazo que prevé la ley de salvataje de entidades deportivas, el horizonte es oscuro.

Fuera del plano deportivo, con el equipo militando en el Argentino A, hubo situaciones llamativas en cuanto a la cancelación de pasivo (estimado en 26 millones de pesos). La quiebra recibió el aporte más importante para destinar a los acreedores, por la indemnización de 800 mil dólares que recibió Talleres por la rescisión del contrato del juvenil Javier Pastore, cuando desde Huracán pasó a Palermo de Italia. Con ese dinero, se canceló el pasivo laboral, por casi 2.500.000 pesos, producto del despido de los futbolistas Rodrigo Astudillo, Mauricio Hanuch, Darío Capogrosso y Carlos Bertola en 2005. Un gran avance, principalmente porque hasta esa fecha, solo había abonado un millón de pesos en dos proyectos de distribución.

Lamentablemente, cuatro meses después, ocurrió una paradoja. La salida del gerenciamiento, tras el desapoderamiento del 8 de setiembre pasado (sin retorno a corto plazo, ya que el TSJ le falló en contra al recurso de Casación presentado por Ateliers) se le otorgó al órgano fiduciario junto al auxilio económico de la Fundación Azul y Blanco al comando del club, hasta fin de año, con la venia del juez. Pese a que la colaboración fue importante en busca de normalizar la vida institucional de la entidad, en lo económico hubo emergencias. La Fundación aportó en lo económico en agosto, setiembre y octubre. En noviembre, el fideicomiso no contaba con recursos para afrontar los 500 mil pesos de déficit que arrojó ese mes.

Por eso, en un escrito, le solicita al juez abonar ese mes con las reservas laborales, producto del saldo de la indemnización de Pastore, más cánones semestrales y otros ingresos menores. Noviembre significó un retroceso importante en el proceso, ya que ese dinero pertenece a los acreedores, salvo que se usen en cuestiones operativas con la necesidad de ser repuestos. El inconveniente principal ahora es cómo generar el dinero para pagar los sueldos de diciembre, aunque se cae de maduro que se volverán a usar fondos de las reservas laborales otra vez.

Descenso. Lo peor de 2009 fue el descenso de la B Nacional al Argentino A. Junto a eso, la salida del gerenciamiento de Carlos Ahumada y el apartamiento del juez Carlos Tale de la causa fueron los grandes acontecimientos que hicieron tambalear el tablero en barrio Jardín. Ahora viene 2010, con un nuevo comité de socios, y la difícil misión de ayudar al fideicomiso a encaminar el rumbo institucional de Talleres.