Parte de la barra de Talleres invadió la cancha cuando su equipo perdía 2 a 1 con Juventud Unida en San Luis. Saporiti acusó un complot, y denunció, sin nombrarlo, a Ahumada, por los hechos.

San Luis. Especial.- Talleres volvió a protagonizar un escándalo de gran magnitud, y que seguramente dejará mucha tela para cortar y analizar entre semana. Los hechos fueron graves, con invasión de hinchas al campo de juego, y acusaciones de todo tipo que no hacen más que volver a teñir de negro una jornada que tiene al club albiazul como su principal actor, una vez más.

Transcurrían 46 minutos del segundo tiempo, Talleres perdía 2 a 1 ante Juventud Unida, y avanzaba en busca de la paridad. Faltaban cuatro minutos, de los cinco que adicionó el árbitro Alejandro Arco, cuando un grupo minúsculo de jóvenes, de no más de 15 años, procedió a ingresar desde la cabecera ocupada por los casi tres mil hinchas albiazules, con la consigna de suspender el partido. El arquero Matías Giordano intentó en vano frenar a los vándalos, y el escándalo se desató.

El DT Roberto Saporiti corrió hacia la tribuna, y también, al ver imposible su deseo de frenar los incidentes, se limitó a hacerles señas a la gente de que “estaban pagados”. Después, se cruzó de brazos, abatido. Resignado. “Esto estaba todo orquestado. Sabíamos que iba a ocurrir”, repetía Saporiti, con la paciencia al límite. El partido fue suspendido y la gente abandonó el estadio en medio de balas de gomas y gases lacrimógenos, que dejaron algunos heridos, incluido un oficial de seguridad.

El modus operandi de la barra fue el mismo empleado ante Maipú, en Mendoza, casi dos meses atrás. El miércoles pasado, en Salta, la protesta fue colgar las banderas al revés. En San Luis, la barra de “La Fiel” ingresó a tres minutos de iniciado el juego, y repitieron la fórmula. Algunos hinchas se adhirieron a la “asamblea”, pero el resto no intervino. Sin duda, la relación de la facción con el fideicomiso no es la misma que había con Ateliers. Y precisamente el nombre del titular de la gerenciadora Carlos Ahumada volvió a sonar en escena.

Ya en el vestuario, Saporiti, sin nombrarlo, denunció que desde el entorno de Ahumada, le habrían “sugerido” a cuatro futbolistas a que jugaran a menos, y que le otorgaron 200 entradas de protocolo (gentileza del club puntano) a la barra, siendo el nexo una ex empleada de prensa de Ateliers. “Esto lo sabíamos desde anoche (por el sábado), el rumor se hizo realidad”, decían algunos miembros de la Fundación Azul y Blanco por lo bajo. Lo cierto es que una vez más Talleres quedó involucrado en un episodio polémico, con escándalo.