En Mendoza, la tierra del vino, Talleres consiguió un triunfo para tomarse todo. Le ganó 3-1 a Independiente y se ilusiona con la permanencia.

Fue el triunfo justo, en el momento justo y en el escenario justo. ¡¡¡Qué bien te vino esta victoria, Talleres!!! En Mendoza, la tierra del vino por excelencia, la T se trajo tres puntos de esos que embriagan de felicidad, de esos que provocan borracheras de alegría y parrandas caravaneras en sus hinchas. Es que el Matador no ganó un partido más. Venía a los tumbos. Golpeado. Herido por la angustiante situación con los promedios. Y ayer, con el 3-1 sobre Independiente Rivadavia, más las derrotas del sábado de Los Andes y Almagro, los dirigidos por Raúl Peralta sacaron la cabeza del pozo en el que estaban metidos. Pueden volver a creer en el milagro de la salvación.

Los goles de Luis Salmerón, Guillermo Báez y el debutante Lucas Godoy, más una gran actuación de Emmanuel Fernándes Francou, posibilitaron el triunfo. Martín Gómez descontó para el equipo local.

Cabernet Salmerón. Independiente arrancó queriéndose comer crudo al Matador. Atacando por las bandas y monopolizando el control de la pelota. Los mendocinos apostaban sus fichas al ataque por la derecha. La velocidad de Gómez era demasiado para un Báez que no hacía pie.

A los 5 minutos, el que tuvo la primera fue Talleres. Fernándes Francou aprovechó un error de Barsottini, le robó la pelota y, cuando Salmerón esperaba sólo para empujarla en el medio, el rubio delantero remató desviado.

Pese a que Independiente seguía insinuando algo más, el equipo de Peralta complicaba con las corridas de Francou y las subidas de Buffarini. El ex Vélez le dio una impronta diferente al ataque. Atrás quedaron los centros anunciados para Salmerón, como única fórmula para llegar al gol. Y eso le daría grandes réditos a la T.

A los 30, la Lepra lo tuvo dos veces. Primero, Báez alcanzó a desviar al córner un centro, justo antes de que Tonelotto la empuje. Después, Caballero, solito, se perdió un gol más fácil de hacer que de errar. El local perdonaba demasiado a un Talleres que esperaba agazapado su gran chance. Y esa gran oportunidad llegaría a los 35 minutos con otra buena jugada de Francou.

Empujando y metiendo por la izquierda, el rubio superó a Mantilla, ingresó en el área y le dijo tomá hacelo al Pupi, quien fusiló al arquero Guzmán para el 1-0. Gol furioso del Salmerón. El final de la primera etapa encontró a un Talleres que no podía agarrar la pelota y a un Independiente que se venía por todos lados. Ahí fue cuando se agigantó la figura de Brasca y la de Salmerón en el área del frente. Sí, porque, cuando la T sufría horrores en el fondo, el Pupi generó un córner a los 42. Córner que el pibe Godoy metió a la olla, que Salmerón peinó con su pelada y que Báez mandó a la red en la puerta del área chica. 2-0. Final de un PT soñado.

Fincas Godoy. Y si el primer tiempo terminó siendo generoso con el Matador, ni hablar del comienzo del segundo. Sólo tres minutos demoró para liquidar el partido. Una nueva corrida de Francou fue el motor del desequilibrio. El blondo desniveló por la izquierda, Salmerón engañó a todos llevándose las marcas y, por el medio, apareció Godoy. El enganche la vio venir y, de primera, metió un estiletazo que se clavó al lado del palo de Guzmán. Golazo. Los hinchas besaban las radios, los monitores de la compu, lo que sea que hayan usado para seguir el partido.

Con el 3-0 a puesto, Peralta empezó a mover el banco con la intención de enfriar el partido (Rolón ingresó por Godoy y Pereyra por Francou). Y vaya si lo consiguió. Entre los nervios y la anemia ofensiva de la Lepra, más el conformismo de la T, el duelo cayó en un pozo sin fondo. No pasó casi nada durante 30 minutos. Hasta que, a los 38, Gómez descontó.

Sobre el final, Talleres se metió atrás y cedió peligrosamente la pelota. Igual, y pese a que hubo buenas intervenciones de Brasca, los tres puntos nunca corrieron peligro. Ganó el Matador. Victoria clave. Un triunfo que, en Mendoza, le vino bárbaro a la T.