Perdió con Atlético de Rafaela y se complicó más. Hubo incidentes.

"¡Rana, ponete los cortos y jugá!". Caía la tarde y los últimos rayos de un sol asesino aún castigaban duro, aunque no lo suficiente para neutralizar la ocurrencia de ese hincha de Talleres que al ver la retirada de José Daniel Valencia, hoy vicepresidente de la gerenciadora, le pedía a los gritos que volviera a jugar.

El ídolo del Talleres de oro llevaba en su auto a Carlos Ahumada, el dueño de Ateliers, que se iba sin romper su silencio de radio. Y ese hincha, como tantos otros, harto de estar harto, pedía un milagro futbolero. Más o menos como el que le hace falta a Talleres para permanecer en la B Nacional y para salir del peor momento deportivo de su historia.

Ayer el equipo albiazul no consiguió salir de perdedor: cayó ante Atlético de Rafaela por 1-0, el tercer traspié consecutivo, lo que minó sus esperanzas de salir de la zona de descenso directo. El promedio albiazul es 1,058 y junto con Los Andes están en el fondo. Para salir de ahí, la "T" necesita superar a All Boys que tiene 1,115 (perdió con Quilmes, pero divide por una temporada) o Almagro que suma 1,137 (empató con Olimpo, y su promedio surge de las últimas tres temporadas, como sucede con Talleres).

Infiltrados. La tarde tuvo de todo. Doce mil hinchas fueron a la Boutique ilusionados con ver a un Talleres ganador, pero se toparon con un temprano 0-1.

Y en ese "me ilusionó, me decepcionó", tan particular del simpatizante albiazul, quedó atrapado el equipo toda la tarde. El apoyo unánime duró hasta los 23 minutos de juego, cuando la gente comenzó a gritar "Cooobelli, Cooobelli...", cual bandera de protesta por el resultado y el rendimiento del equipo. Saludó su ingreso por el pibe Taborda y al final, cuando se fue expulsado, todo el estadio lo insultó.

Pero los picos de bronca se registraron al cierre de la etapa inicial y en el final. En el primer caso, parte de la barra brava se infiltró en la platea baja y "acalló" insultos (ver página 3), lo que motivó la suspensión del juego por 3 minutos.

Al cierre, algunos hinchas insultaron a las novias y esposas de los jugadores (la más hostigada fue Fernanda Vives, pareja de Cobelli) y otros les tiraron con botellas de plásticos. Por eso Báez, Zermattén y Salmerón ingresaron a la zona de plateas para defender a sus familiares. Clima caliente. Así está Talleres. Así le va.