Carlos Rubio llegó en julio desde León, México, con el sueño de jugar en Argentina. Con sus 17 años, el arquero milita en las categorías menores de Talleres.

“Tengo 17 años y soy mexicano”. Así se presenta. Es Carlos Rubio, el arquero oriundo de León, México, que desde julio de este año forma parte de la cantera de Talleres, aunque alterna sus entrenamientos con el plantel de Primera.

Su metro 83 sobresale cuando aparece, aunque llama más la atención cuando comienza a hablar, debido a que su tonada se diferencia ampliamente del cordobés. Dice frases cortas y a cada rato, como si tuviera que aclararlo, afirma que le encanta Córdoba. “Los chicos me hacen conocer Córdoba, todavía me falta. Lo que más me ha gustado es el centro, los parques que son muy grandes y es parecido a la ciudad donde vivía”.

Rubio, quien convive con el paraguayo Roberto Moreira Aldana, Juan Galárraga y Gonzalo Oyola, está en pleno trámite de mudanza, buscando un departamento para vivir e instalarse bien en la ciudad. “Me gusta la comida de acá, pero como típico mexicano, extraño el picante. No tuve la oportunidad de ir a los lugares donde aquí hacen comida mexicana, pero ya me voy a hacer un tiempo”, dijo a LA MAÑANA entre risas antes de comenzar a contar cómo llegó al club de barrio Jardín.

“Jugaba en el club que manejaba antes (Carlos) Ahumada. En el León. Se terminó mi contrato allá y el entrenador de arqueros de Talleres (Héctor Benedetich) me recomendó y ofreció trabajar con él y me gustó la idea de venirme”, relató.

Los pergaminos del portero mexicano son amplios y él los presenta: “En León estuve todas las inferiores, desde los 8 años. Cuando tenía 14 años, fui un año en las inferiores de Atlas y regrese a León para jugar en Tercera y después me subieron al primer equipo”. Por ende, sin temor, manifiesta: “Vengo con la intención de estar en el plantel de Primera, pero no formo parte de la lista oficial, porque tengo el problema de que no se resuelve lo de mi pase. Estoy esperando que llegue mi habilitación. Yo en León atajaba en el primer equipo”.

Recuerdos de la tierra madre. Convencido de sus palabras ante cada respuesta cuenta también que se le hace difícil no extrañar a su familia y su gente del país azteca. Pero, afirma que son los sacrificios que su sueño necesitan. En la medida de lo posible dialoga todos los días con su madre vía messenger o través del teléfono. “Siempre mantenemos la comunicación, eso es bueno; y en vacaciones espero ir a visitar a mi familia”, dice ya con un tono que refleja más su edad que su estatura, mientras cuenta que tiene una “familia numerosa, con mi mamá y mis tres hermanas”.

Tal vez recuerde con melancolía algún desfile tradicional de su ciudad, como el de la “Romeria de la Raza” o el “Aniversario de la Revolución”. Sin embargo, afirma categóricamente: “Como todos, se extraña, pero a veces hay que sacrificar cosas para cumplir tus metas”.

Dentro de esas metas, también está finalizar los estudios, aunque por diferencia de planes lógicos, se le complica. A propósito, cuenta: “Me quede en cuarto año de preparatoria y me gustaría terminarlo acá, pero se manejan diferentes allá y acá. Es complicado”.

Tan lejanas tierras, distintas culturas, diferentes comidas, pero la misma pasión por el fútbol. Con esos condimentos Carlos Rubio entrena en Talleres ilusionado con cumplir su meta: ser futbolista profesional en Argentina.

Bufón y Brasca, dos referentes. A su messenger lo adorna con una pelota de fútbol. Dos instrumentos que utiliza con frecuencia desde que llegó a Córdoba, ya que el mensajero de Internet le sirve para mantener contacto con su familia en México y el balón le alimenta el sueño de ser profesional en tierras lejanas. Carlos Rubio, el arquero mexicano que pertenece a la cantera de Talleres, conecta esa pasión y afirmó que su referente es Gianluiggi Bufón, el arquero de la Juventus de Italia. “Mi ídolo siempre fue el italiano Bufón. Me gusta porque es muy seguro, no se tira demasiado, hace la simple. Como suelen decir: ‘No levanta mucho humo’. De Argentina me encanta (Valentín) Brasca, tiene muy buenas condiciones para transformarse en uno de los mejores de este país. ¿De México? Mi país es un país donde se encuentran muy buenos guardametas y el mejor, hoy, es Guillermo Ochoa, del América”, describió el juvenil de 17 años.

El pibe originario de León cuenta sus deseos: “Me encantaría debutar internacionalmente, creo que tengo la capacidad para llegar y espero regresar a mi país con algo grande”.

-¿Qué te sedujo para venir a Argentina?
-Me motivó el fogueo y la experiencia que se puede agarrar en este país y me permitiría regresar, reitero, a un club grande de México.