Gastón Stang, quien ya es el segundo goleador del equipo, destacó la entrega de Talleres para salir airoso ante situaciones adversas. “Tenemos un orgullo particular”, resaltó el platinado.

El defensor Gastón Stang es el nuevo héroe de Talleres, mote que se ganó en buena ley a base de goles. A pesar de su posición, lleva cinco goles anotados, en los últimos seis partidos, siendo el segundo goleador del equipo, a uno de Luis Salmerón. Y sus conquistas fueron de gran trascendencia para el albiazul: ante Almagro gritó en el quinto minuto de descuento, frente a Tiro Federal también, y el sábado pasado, con el gol a Belgrano, ya se metió en el corazón del hincha. No obstante, con humildad, Stang destaca la entrega de sus compañeros y el objetivo colectivo antes que el individual. “Este equipo tiene un orgullo particular y siempre en las malas sacamos fuerzas de algún lado para sobreponernos. No es fácil ganarnos, no nos damos por vencido y hasta el final tienen que aguantarnos”, dijo el platinado.

- ¿Cómo fue el gol?
- Fue una serie de rebotes en el área, el “Pupi” (Salmerón) remata y me quedó justa después de que ellos no la supieron despejar. Fue el gol más importante de mi vida.

- ¿Cuál es la mayor virtud del equipo?
- El convencimiento de que nosotros podemos hacer nuestro juego sin depender de lo que haga el rival. En las malas nos hacemos fuertes. Hay momentos que todo parece cuesta arriba, y salimos adelante.

- Además, se mejoró defensivamente...
- Debe haber sido el mejor partido en esa faceta. Nos venían haciendo muchos goles. Hubo partidos que manteníamos el arco en cero pero después nos encontramos con 12 goles en contra. Igual, ahora en dos partidos, nos vencieron sólo una vez y eso habla del buen desempeño colectivo. Estamos más concentrados.

- ¿Qué hablaron en el entretiempo? Talleres mejoró en el segundo...
- Nos fuimos al descanso sabiendo que no habíamos hecho bien las cosas. Tuvimos la más clara, pero no convertimos. De todos modos, salimos a jugar lo que quedaba con la certeza de que si nos lo proponíamos, íbamos a darlo vuelta.

- Cambiaste de puesto: empezaste de volante, y después fuiste a la defensa...
- Sí, porque se había lastimado Edgardo (Galíndez) y Humberto (Grondona) puso un volante por derecha más como (Julio) Buffarini. Yo siempre trato de dar una mano en lo que sea necesario y donde el equipo me necesita. A lo largo de mi carrera jugué en todos los puestos de la defensa y del mediocampo.

- Lamentablemente, no vas a poder jugar el otro clásico ante Instituto...
- No me hablés... Faltaba poco tiempo y la falta que hice no era para amarilla me parece, pero ya está. Los clásicos se juegan así, con pierna fuerte y con mil pulsaciones.