En una descolorida actuación, Talleres apenas empató con Platense, que estuvo dos veces arriba en el marcador. Cobelli y Quiroga, sobre la hora, anotaron para el equipo albiazul.

Talleres perdió envión. No supo sacarle lustre a la gran victoria en Bahía Blanca y su producción futbolística apenas si le alcanzó para rescatar un empate agónico cuando se moría el partido en la Boutique y Platense, con el solo mérito de correr mucho y aguantar firme, se estaba llevando todo para Vicente López.

Fue 2 a 2 y está bien. Talleres, a pesar de todas sus dificultades para jugar, para hacerse fuerte en barrio Jardín por veteranía y fuerza aérea arriba, no había hecho tan poco como para quedarse con las manos vacías, mientras que Platense, más allá de su enjundia, de su buena voluntad para tratar bien la pelota, juntarse y sorprender al local con las ganas y la velocidad de sus pibes, no había hecho tanto en las cercanías de Brasca como para volverse a casa victorioso por primera vez en el torneo. Por eso, entre la impotencia de Talleres y la enjundia «Calamar», quedó aprisionado un partido que de no haber sido por los goles, habría viajado velozmente lejos de la memoria, favorecido por el viento que atravesó ayer barrio Jardín.

El primer tiempo fue bastante pobre y en el complemento, el trámite mejoró un poquito. Porque Talleres nunca se dio por vencido y porque Platense pagó un alto precio su amateurismo para bajarle la persiana al resultado y al partido.

A ver. Talleres careció durante toda la etapa inicial de la pausa que lo eximiera de ese recurso precario del pelotazo dividido para que Salmerón o Cobelli se las arreglaran contra toda la defensa rival. Así el juego fue sucio, desprolijo despatarrado. Encima el viento y la tierra le dieron una imagen más descolorida, aun sin que nadie en Talleres acertara con ese mandato casi bíblico de jugar corto, a ras del piso, cuidando la pelota para que ésta no se la pasara casi toda la etapa viajando hacia la nada.

Por eso llegaron poquito. Una vez cada uno. El grandote número nueve de Platense de gran rendimiento, Casalinuovo, le reventó el palo izquierdo a Brasca pasada la media hora y entre Quiroga y Salmerón le pegaron un sustazo al arquero Vega, quien primero le tapó el balazo del carrilero albiazul y después hizo vista cuando el «Pupi» de media chilena la tiró por arriba del travesaño. Recién al final apretó la «T» con un par de pelotazos cruzados, siempre con el esfuerzo de Salmerón para pelearlas a todas de arriba y de abajo. Pero cuando Platense estaba acorralado aguantando el empuje albiazul, más espiritual que futbolístico, sacó un manotazo como en el boxeo y entre Torres que tiró un centro fenomenal y Villalba para cruzarla con un cabezazo letal y ponerse en ventaja sobre el cierre del parcial.

En el complemento Talleres cambió. En algunos aspectos para bien y en otros para agregar más confusión todavía; a su propio libreto dentro de la cancha y al corazón de sus hinchas que por momentos se debaten entre el aliento y el estupor por la necesidad de entender qué quiere hacer Grondona con el equipo.

En el umbral del segundo tiempo, Talleres empató con un golazo de Cobelli y cuando parecía que a caballo de ese envión anímico podría llevarse por delante a un Platense desorientado, volvió a quedar abajo en el marcador por un increíble auto-gol de Guillermo Báez. De allí hasta el final todo fue un suplicio. El dibujo táctico albiazul resultó surrealista y sólo emergió Wilchez con su fútbol y su habilidad para echar un poco de luz en los metros finales de la cancha. Sólo con eso y a los empujones, Talleres buscó con dignidad el empate que le pusiera un poco de color a la tarde. Salmerón luchó contra todos, pegó un cabezazo en el travesaño y en otro Vega sacó con todo su humanidad dentro del arco.

Al final se le dio. En la última bola, Quiroga, de muy floja producción, armó una pared con Cobelli y con remate cruzado decoró una chapa con mejor sabor para su gente. Empate y final. Talleres sumó. No hizo tanto ni en el juego ni en los palos de Vega, como para merecer un resultado mejor.

TALLERES 2 / 2 PLATENSE

Goles: PT 46m. Villalba (P). ST 2m. Cobelli (T), 10m. Báez, en contra (T) y 44m. Quiroga (T).
Cambios: ST Al inicio Wilchez por Buffarini (T); 15m. Juan José Serrizuela por Basualdo (T); 19m. Nahuel Jiménez por Rigoni (P); 25m. Moreira Aldana por Galíndez (T); 35m. Gonzalo Torres por Villalba (P) y 45m. Frean por Cassallinuovo (P). Amonestados: En Talleres: No hubo. En Platense: Vega.
Arbitro: Alejandro Castro.