Salmerón debutó en Talleres con dos conquistas, y la gente lo despidió de pie y con aplausos cuando fue reemplazado en el minuto 44 del complemento. Se hizo esperar, pero ya comenzó a responder con lo que mejor sabe hacer: goles.

Durante la semana no había certezas sobre si Luis Salmerón iba a jugar para Talleres. Es que en el juzgado de la quiebra de Ferro la confirmación se hizo esperar más de lo previsto, al punto que el delantero faltó en el debut ante Aldosivi por demoras en el procedimiento judicial. Una vez concretada la operación, el «Pupi» pudo dedicarse de lleno a pensar en el objetivo de su equipo y en su bautismo no defraudó: anotó dos goles que sirvieron para dar vuelta el resultado y otorgarle la victoria a Talleres. Y de «yapa», comenzó a escribir su idilio con el hincha, que lo ovacionó cuando Braian Robert lo suplantó en el final.

«Me imaginaba ganando, pero nunca con esta situación. Fue mi tarde soñada, porque uno siempre tiene ilusiones de hacer algo por el equipo, pero nunca pensé que iba a marcar dos goles ante mi gente. Es un orgullo y todavía no caigo», expresó Salmerón, todavía con euforia por los tres puntos obtenidos y el «doblete» en la red.

-¿Sentíste presión en algún momento, por todo lo que generó tu llegada y las demoras en la transferencia?
-Lógicamente que sí, aunque traté de mantenerme tranquilo, más allá de la ansiedad, que era mucha. Tuve suerte también. Si me hubieran dado a elegir una tarde así, no sé si hubiera pedido tanto. Pero haber sido protagonista, y por cómo fue el desarrollo del partido, no lo imaginé nunca.

-¿Eras el encargado de ejecutar el penal?
-No, pero me tuve fe y le agradezco a Cristian (Zermatten) que me lo dejara patear, porque él era el asignado para hacerlo. Estaba muy convencido y lo metí. Fue una alegría inmensa.

-¿Qué sintieron cuando Unión se puso en ventaja?
-Vinieron los fantasmas, pensamos que el «cuco» otra vez iba a aparecer, pero no nos resignamos y peleamos hasta el final. La alegría fue grupal, todos tenemos el mismo objetivo y por suerte revertimos el resultado. Afortunadamente pude meter el cabezazo y dejamos los tres puntos en casa.

-¿Cómo tomaste que la gente coreara tu nombre en tu primer partido?
-Es un plus importante. Quizás lo ligo de arriba porque siempre dije que era hincha de Talleres. Nunca lo oculté, pero para mí es importante comenzar a responder con goles, porque hicieron un gran esfuerzo para traerme y recién es la primera batalla. Queda mucho por delante.

-¿Te proponés alguna meta personal?
-Salir adelante con Talleres y pelear arriba. ¿Cuantos goles quiero meter? Ojalá pueda superar los 16 que hice en la campaña pasada, pero si el club puede ascender y que yo no convierta tanto, bienvenido sea. Acá ganamos y nos salvamos todos, no sólo el que hace el gol.

Tarde tranquila para Ahumada. ¿Ya pasó la tormenta en el ambiente institucional de Talleres? Parece que sí, al punto de que se pudo ver al gerenciador Carlos Ahumada con signos de buen humor desde el palco. El fideicomiso presentó en el juzgado una auditoria de la gestión del empresario argentino-mexicano, a pedido del juez Carlos Tale, y en los próximos días Ateliers expondrá su nueva propuesta de gerenciamiento, atento a la última sentencia. La prórroga por tres años más de concesión quedaría resuelta favorablemente antes de diciembre.

Dicho por los protagonistas


«Fue penal y me hago cargo. Fue un forcejeo, en el que salto con el delantero muy apretado, con la desgracia que la pelota me pega en la mano. La pasé muy mal en ese momento, pero por suerte cambié ese sinsabor con una victoria».
Federico Lussenhoff

«Fue un desahogo impresionante. Trabajamos mucho en los 90 minutos para darle una alegría a la gente y a nosotros mismos, y con mucho esfuerzo lo conseguimos. Nunca nos dimos por vencidos».
Cristian Basualdo


«Nos sacamos de encima una mochila pesada, pero todavía falta mucho. Lo importante del equipo fue la actitud, porque siempre fuimos para adelante, intentando jugar cuando se pudo, metiendo en los momentos clave».
Cristian Zermatten


«Fue durísimo, y lo ganamos porque batallamos los 90 minutos y dejamos el alma. Estábamos obligados a ganar porque sino el panorama se iba a complicar, y demostramos que seguimos vivos».
Edgardo Galíndez