Ahumada llegó a Talleres como un mecenas, pero para esta temporada los precios de la campaña de socios se fueron a las nubes, puso la general más cara que en Primera y le cobra a las radios 10 mil pesos para transmitir desde las cabinas.

«Hechos, no palabras», es el lema que prefiere utilizar el gerenciador de Talleres, Carlos Ahumada, para pintarse de cuerpo entero. Y con ese concepto pretende eludir todo tipo de contacto con la prensa, además de esquivarle a los anuncios. Por eso, cada refuerzo llegó desde el hermetismo, y las obras en la Boutique y en el predio comenzaron entre gallos y medianoche.

De todos modos, son abismales las diferencias en el discurso del Ahumada que vino desde México y él de ahora. Llegó a principio de año con un perfil casi político, en un Talleres en llamas y al borde del descenso, y rápido se metió en el corazón de hincha con sus «hechos»: contrató cuatro refuerzos de jerarquía, regaló entradas antes de los partidos de local, y para fomentar obras de beneficencia, propuso el canje de pañales y alimentos no perecederos por boletos, que fueron donados posteriormente al Hospital de Niños y a comedores de la zona. Su pico máximo de popularidad fue cuando reinauguró la Boutique, ante Quilmes. Esa noche firmó más autógrafos que las glorias del club presentes para la ocasión. Y prometió para antes de fin de año la ampliación del estadio a 30 mil espectadores. Una nítida imagen positiva.

¿Y ahora? La circunstancia es diferente. La cuota societaria creció un ciento por ciento (la platea techada vale 500 pesos hasta diciembre, y mil el sector VIP, únicamente de contado) y la entrada general fue elevada a ¡40 pesos!, precio que no existe ni en Primera División. Y a las radios les piden un caché de 10 mil pesos para transmitir los partidos desde las cabinas.

A su vez, a la barra «La Fiel» le retiró los carnets gratis, y la facción, en señal de protesta, no asistió el sábado ante Aldosivi, dejando en la tribuna un espacio en blanco. ¿Traerá consecuencias esta decisión?¿Cuál es el verdadero Ahumada? ¿El carismático «salvador» de antes o el frío empresario de ahora? Para colmo, el equipo anda peor dentro de la cancha que afuera...