En la conferencia de prensa, Humberto Grondona mantenía las ilusiones de concretar la llegada de Ariel Ortega a Talleres. Y en su discurso mostró el convencimiento de que había una luz de esperanza. Sin embargo, el destino del «Burrito» será Independiente Rivadavia de Mendoza. Anoche, a última hora, «Grondonita» conoció la noticia y ante el llamado de LA MAÑANA opinó: «Estuvimos a cinco minutos, pero todo dependía de Ortega. Y decidió irse a Mendoza. Daniel Vila (presidente de Independiente Rivadavia) lo tenía muy bien guardadito y lo venía trabajando. Pero la vida sigue, esto no es la muerte». Y ante la consulta sobre si ya hay alternativa, contestó: «Por supuesto, pero no lo voy a dar a conocer. Te dejo, estoy manejando», y colgó el celular.

Previamente, Grondona dejó varios conceptos en la conferencia: «Llegamos seis puntos. Hubo que hacer retoques por la lesión de Esquivel, pero tengo dos días más para seguir ensayando».

-¿Qué otro puesto faltaría reforzar?
-Además de un delantero, quiero un zaguero central más. (Pablo) Frontini se nos fue a Instituto por dos pesos, (Carlos) Zavaleta se va a quedar en Brown, y se nos escaparon otros.

-¿Quién va a comenzar atajando?
-El arquero es (Valentín) Brasca. (Martín) Bernacchia es un gran refuerzo, pero será suplente. Después atajará el que esté mejor.

-¿El esquema será con línea de tres defensores?
-Sí, lo estamos perfeccionando. No me gusta defender con cuatro contra dos que atacan.

-¿Cuál es el objetivo?
-Primero, sumar muchos puntos para escapar del descenso. Si los resultados acompañan, no tengo dudas de que vamos a terminar peleando por un ascenso a Primera.

Las estrellas. Sobre la danza de nombres resonantes, «Grondonita» enumeró en un largo monólogo: «Elevé una lista de 18 nombres y llegó la mayoría. Algunos nombres aparecieron en boca de otra gente y generaron mucha expectativa. Se habló de Claudio López, a quien yo hice debutar en Racing Club, y con quien mantengo una buena relación, pero tiene contrato en Estados Unidos hasta diciembre, con chances de renovar. Lo llamé a Sebastián Abreu, y estaba durmiendo la siesta en Israel, concentrando, a punto de jugar contra un equipo polaco para acceder a la Champions League. Los hablé para aclararles las cosas».