Talleres debe subir al peor de los escenarios. Yes aquel en el que ya no depende de sí mismo. Ahora vive en un mundo probable, difícil: ganar los tres partidos que faltan sólo le alcanzará si Instituto, Almirante Brown de San Justo, Ferro y Nueva Chicago dejan varios puntos en el camino.

Ahora bien, ¿cómo se juega un "campeonato" de tres fechas en el que un error puede costar la permanencia? La recuperación debe nacer en el vestuario. Se fija un objetivo común y se lucha contra él. Hay veces en las que las limitaciones colectivas no alcanzan y también se juega contra dirigentes (el famoso "estamos solos. No nos pagan".) O el DT ("siempre quiere salvarse solo") o el público ("nos insultan todo el partido") o la cancha ("hay mucha presión") y hasta la prensa ("son contras nuestros. No nos quieren"). Lo que sea. Pero debe haber un disparador para que, aunque equivocadamente, surjan las respuestas necesarias para sobrevivir al infierno que genera el miedo de jugar una reválida o irse al descenso.

En Talleres debe surgir esa reacción y determinación. Probó que pudo hacerlo en algunos partidos. Las tres fechas restantes y la dupla Almirante Brown-Nueva Chicago (si no les hubieran quitado 18 puntos ¿dónde estarían los equipos cordobeses?), le ofrecen la última chance. Urge aprovecharla.