El rótulo lo puso Ángel David Comizzo. “Es el partido del año”, aseguró el DT de Talleres, en la previa a su primer clásico cordobés, dejando para más adelante el hecho de que después siguen Godoy Cruz, el otro candidato a ascender en forma directa, y Atlético de Rafaela, otro equipo que lucha por ingresar a una promoción para dar el salto de categoría.

“El Flaco” apeló a conmover a los jugadores. El DT quiere que les suba esa adrenalina que él experimentó al jugar, no sólo un Talleres-Belgrano, sino también el superclásico River- Boca. Ahora bien, Comizzo no teorizó sobre cómo jugará ante Belgrano. Si ese “partido del año” será el que hay que ganar, cueste lo que cueste, o más bien el que no se puede perder de ninguna manera.

El cuadro de situación es claro. Hacia abajo, Talleres está fuera de la zona de reválida, por un pelito, y otro paso en falso lo situará al borde del abismo (ver “Así quedará el Matador”). Hacia arriba, sumar ante Belgrano puede ofrecer la chance de mirar con más optimismo el futuro inmediato.

Además, el clásico puede ser una prueba de fuego para la política del novato entrenador, ya sea en el plano numérico, en el futbolístico y en el inherente al vestuario. En el primero, Comizzo está respaldado por los números, porque ganó más de lo que perdió (cuatro triunfos y tres derrotas), mientras que en la cancha, el orden se invirtió. ¿Y puertas adentro? En las decisiones que le son propias al DT, bajó la línea al esconder el equipo a los jugadores (“Hay que estar preparados para todo”) hasta último momento, aunque ayer –quizá por su inexperiencia– adelantó a la prensa que Maidana irá al banco.

El DT ha estimulado al plantel a demostrar que no “depende de...”, como sucedió con la salida de Héctor Cuevas, al inicio de su gestión, o con la del mismísimo Maidana, dos veces.

Certezas y preocupaciones. A diferencia de su rival de esta tarde, Talleres ha demostrado una mayor preocupación por el juego. De todos modos, no le ha ido todo lo bien que esperaba. Comizzo aún está probando, y en los actos de ataque y defensa sólo tiene algunas respuestas.

Abajo, acertó con Brasca y recuperó a Lussenhoff, pero sigue sufriendo con los pelotazos cruzados. Y tampoco sabe cómo cubrir la espalda de Rimoldi, una tentación para Matías Suárez y compañía. En la creación, la jugada nace bien con el ex Instituto, pero el camino se oscurece hacia los delanteros. El DT apuesta a que la suma de Rosales y Viveros sea la solución.

Así quedará el matador
Si gana. Su promedio se irá a 1,157 y se mantendría encima de Ben Hur, que llegará a 1,101 si vence a Almirante Brown. Para seguir fuera de reválida necesitaría, además, que Instituto no supere a Ferro.Si también festeja la Gloria, igualarán en 1,157.

Si empata. Sumará 1,138 y necesitará que Instituto empate o pierda para no caer en reválida.

Si pierde. Quedaría en 1,129 y la Gloria debería empatar o perder.