Le ganó 1-0 a Chicago con un gol en contra en tiempo de descuento.

Parecía que la pelota no quería entrar en el arco de Nueva Chicago. Talleres había inclinado la cancha en el segundo tiempo. Tuvo muchas situaciones de gol claras, y nada. Todo se encaminaba al empate en 0 a 0 en la Boutique de barrio Jardín. Hasta que a los 46 minutos del segundo tiempo, tras un disparo fuerte de izquierda a derecha de Paulo Rosales, que no iba al arco del Torito, el defensor visitante Eduardo Méndez quiso despejar la pelota y clavó el 1-0.

Delirio, desahogo, alegría, festejos. "¡Qué importa quién lo hizo!", decían algunos hinchas. "Había que ganar medio a cero", proclamaban otros. Y así fue. La "T" ganó un partido demasiado importante, que le sirvió para igualar el promedio de Ben Hur. Hoy tendría que jugar un partido desempate para tratar de zafar del descenso directo.

Tuvieron que pasar 15 fechas para que Talleres pueda mantener su arco en cero. Como premio consiguió un triunfo sobre la hora. ¿De carambola? A los albiazules no les importa. Vale tres puntos igual.

No arrancó bien. El primer tiempo de Talleres fue muy malo. Con muchas imprecisiones. No podían dar dos pases seguidos los jugadores de la "T". La hinchada lo único que aplaudió fue una recuperación de Rimoldi cerca del área de Chicago.

El visitante se adueñó de esa parte del encuentro con dos sociedades que complicaron al equipo que dirige Ángel Comizzo. En la mitad de la cancha, Quiroga y Ceratto; en el ataque, Cervera y Nahuelpán. Si no fuera por la figura de Valentín Brasca, que tapó dos jugadas claras de gol, el Torito se hubiera ido al descanso en ventaja.

A los 11 minutos, Nahuelpán tuvo un mano a mano y el arquero de la "T" sacó al tiro de esquina. Minutos después, Brasca salvó una desatención de Oyola y Lussenhoff. Luego Nahuelpán, de media vuelta, exigió de nuevo al guardavalla.

Buffarini y algo más. Para el segundo tiempo Comizzo metió un cambio que modificó la historia del partido. El ingreso de Julio Buffarini le cambió la imagen a Talleres. El colorado contagió su entusiasmo habitual y les dio confianza a sus compañeros. Y las jugadas de gol comenzaron a aparecer. A los 4 minutos, Cuevas tuvo la primera oportunidad del partido y De Olivera sacó al córner. De ese tiro de esquina, un cabezazo de Torsiglieri pasó cerca. En esos cinco minutos Talleres había hecho más que en todo el primer tiempo.

Chicago, de contra, tuvo dos chances de marcar: a los 10, con un disparo desde lejos de Quiroga; y a los 30, cuando un cabezazo de Cervera pasó muy cerca. Después, todo fue de la "T".

El local tuvo cinco oportunidades para marcar antes del gol final. A los 12, Cuevas probó desde lejos. Borghello tuvo tres: a los 13, de cabeza, casi la mete; a los 19, definió mal mano a mano con De Olivera; y a los 26, de nuevo de cabeza, en una que Cuevas no pudo desviar cerca del arco.

Sobre la hora llegó Méndez y el desahogo final para Talleres.