Talleres logró incomodar a San Martín pero no tuvo reacción cuando quedó abajo en el marcador.

Cada partido es una historia distinta y la chapa de candidato o de condenado se gana en cada juego. Es cierto que San Martín de Tucumán ganó, goleó, gustó y convirtió al arquero albiazul en la gran figura del encuentro. Pero durante un tiempo, al menos, Talleres dispuso de la chance de maniatar al líder de la B Nacional y de incomodarlo hasta crearle tres situaciones de gol mientras le duró la dupla Cuevas-Borghello.

Talleres dejó escapar su oportunidad, se cansó y perdió el partido por el lugar que San Martín siempre le anunció que le ganaría. El sector derecho del ataque local, por donde fueron Ibáñez, Oviedo, o los dos juntos, generando el desequilibrio para quien quisiera sintonizarlos.

Es que los condicionamientos asomaron en la “T” porque Algecira y Viveros jugaban al borde de la expulsión después de haber sido amonestados en los intentos de detenerlos.

La ilusión le duró a Talleres hasta el 0-1. Desde ahí, San Martín fue el equipo que todos quieren ser; y Talleres, la realidad que le marca la tabla de posiciones.

El marco era intimidante: 23 mil personas reventaban el estadio tucumano y una cancha rápida amenazaban con llenar de problemas a Talleres. El equipo albiazul arrancó el juego como si nada. Una jugada de precisión y velocidad que fue resuelta por Borghello apenas arriba tras una combinación entre Álvarez y Cuevas significaba una buena noticia para la “T”.

El elenco cordobés se animaba a jugar, a tratar de discutirle la posesión de la pelota al líder y a limitar al cerebro de Romano con la marca de Galarraga. San Martín respondió con un mano a mano en el que Acosta Cabrera perdió ante Brasca, que demostraba estar entonado.

Ese instante de confusión fue aprovechado por San Martín para arrinconar a Talleres contra su arco. Controlaba el balón a través de Cantero y Brandán y además, Romano comenzó a recibir más seguido a partir de cierto estatismo de Rimoldi y Galarraga. Dos intervenciones de Brasca, tras un remate de Cantero y un tiro libre de Oviedo, evitó en esas acciones lo que hubiera podido terminar en el primero de San Martín.

La resistencia de Talleres duró hasta el tremendo golazo de Leone, a los 15 minutos del complemento. Después, San Martín hizo que del 1-0 a la goleada hubiera un trámite. Y así fue, con los tantos de Acosta Cabrera y de Ibáñez.